Hace casi un año fui diagnosticada con cáncer.
Poco tiempo después de que me hubieran dado el alta, tomé una decisión: quería hacerlo público, quería contarlo, necesitaba ponerlo en palabras, creía que de esa forma podía hacer una especie de terapia que me ayudara a mí y tal vez, con un pensamiento un poco más osado, podría ayudar a alguien más.
Muchos de ustedes han leído algunas de las publicaciones que he ido haciendo a lo largo de estos meses. Este blog me permitió decir, exorcizar, contar, recordar, soñar, desear, visualizar, llorar, preguntar y hasta despedirme de una amiga que se fue por la misma enfermedad mientras yo internada esperaba que encontraran donde estaba el tumor primario.
Este blog me acercó, superando ampliamente mis expectativas, gente que había pasado por lo mismo o lo estaba atravesando, también gente que sin tener cáncer se sintió tocada por las cosas que leía y que me envió una palabra de aliento, un gesto, me dio un abrazo, si, porque aunque algunas cosas puedan ser virtuales, algunas veces nos llegan como si fueran totalmente reales.
Hoy, entre lágrimas que ruedan por mis mejillas sin que yo pueda ni quiera contener, escribo la publicación más feliz de mi vida: el viernes por la tarde mi oncóloga pronunció las palabras mágicas, esas que durante todos estos meses de "agonía" había estado deseando escuchar y no me atrevía a preguntar hasta cuando sería que debía esperar... "Vivi está todo bien, estás curada, no hay más cáncer" me dijo con los ojos vidriosos y la voz quebrada, las resonancias habían dado que ya no hay masa tumoral en ningún lado.
Pueden acaso imaginarse mi felicidad? Si bien los ojos se me inundaron automáticamente de lágrimas, tanto a mi como a mi padre que estaba conmigo como siempre acompañándome en la consulta, creí que no era momento ni lugar para descomprimirme: afuera del consultorio había unas 10 personas más con cáncer esperando su turno, y cuando uno está en esa situación y ve a otro llorar, creo que piensa lo peor, no lo mejor y no quería dejarles esa carga.
Abracé a esa mujer maravillosa, llamada Araceli Ferrari, que desde el primer día en que me vio me tomó de la mano y me dijo vos estate tranquila que yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para curarte, le agradecí, creo que más con la mirada y el abrazo que con las palabras que no podía decir sin largarme a llorar, sentí su emoción y su felicidad por haber ganado juntas esta batalla.
En mi familia, en mis hijas, en mis padres, en mi hermana, en mis amigos, volvió a reinar la sonrisa sin miedo, volvimos a respirar y supimos una vez más que Dios nunca nos suelta la mano, que a veces aparecen cosas que tenemos que atravesar para aprender algo. En casa reina la felicidad y creo que ninguno de nosotros es el mismo que era antes de que el cáncer entrara en nuestra vida... todos somos un poquito mejores.
No quiero aburrirlos, pero quería compartirlo con ustedes, agradecerles por haber estado ahí, por haberme leído, por haber formado parte de una u otra forma de mi curación. Volver a decirles, ahora con más propiedad que nunca, que SE PUEDE! SI, SE PUEDE!!!
Se despide,
HIPER REQUETE RECONTRA MEGA FELIZ
Vivi :)
P.D.: Si conocen a alguien que esté pasando por la enfermedad, no dejen que la viva solo. Todas las cosas, sobre todo las "malas" son más livianas si las compartimos y tenemos en quien apoyarnos. Aquí estoy a las órdenes para lo que pueda ser útil.