Los nuevos "futuros moradores", no venían todos del mismo lugar, sino que iban a confluir en él, llegados de poblados distintos...
Muchos de ellos, iban haciendo su camino con miedo, con nerviosismo, con la inquietud de no saber que pasaría al llegar ahí, cómo interactuarían con el resto de los habitantes...
Serían todos iguales entre sí, o habría alguno parecido a mi, que me siento un poco distinta?
Porque a decir verdad, no me siento muy similar a las chicas de "mi edad"...
La mayor parte de ellas, viven pensando en qué ponerse, o que corte de pelo o peinado usarán, o si asistirán a tal o cual baile...
Piensan todo el tiempo, en si el príncipe azul vendrá a caballo o lo encontrarán en una fiesta, si serán populares o serán las "raras"...
Si serán las "tragas" o si por el contrario se creerán "rebeldes" por mostrarle al mundo su negativa al estudio, creyendo a través de eso, mostrarse contrarias "al sistema"...
Todas esas cosas acechaban la cabecita de varias chicas en su camino al nuevo reino...
Las madres, que por lo general aconsejan y cuentan "historias de la vida" hasta por demás, trataban de tranquilizarlas, pero como todos sabemos, es muy fácil hablar desde afuera y distinto vivirlo parado en los zapatos del que lo está pasando...
Finalmente, el día llega.
El patio que esperaba a los recién llegados, comenzó a poblarse y en cuestión de minutos, estaba repleto de pares con las mismas expectativas e inquietudes que ellas traían.
La puerta se abre.
Minutos después, cayeron en la cuenta de que esa puerta no solamente era de un reino nuevo, al que tendrían la posibilidad de asistir día tras día, sino que además, también era la puerta de entrada a un mundo de nuevas amistades, nuevos amores, nuevas experiencias, nuevos sueños y nuevos horizontes...
Entre la muchedumbre, y tal como pasa en las películas, y por más que hubiera un montón de personas, ellas se encuentran con sus pares.
Casi inmediatamente, y seguramente debido a su afán por la lectura, se sintieron parte de un mismo grupo, del grupo, ya no tan raro, de las chicas que leen y leen y leen y no paran de leer.
Del grupo que vive mil vidas, que viaja, que siente, que vive las vidas de los personajes de sus libros, además de la suya propia, y por ende es como si vivieran mil vidas en vez de una única.
Casi inmediatamente, se sienten iguales porque la música las transporta a otros mundos, porque no conciben su vida "sin ella", o porque se sugieren escuchar tal o cual banda.
Casi inmediatamente, las atrae su gusto o disgusto por el deporte, y los hermana el sentir que pueden ayudar a otros o que pueden ser ayudados.
Casi inmediatamente, ven que los problemas de su vida, se repiten una y otra y otra vez en las vidas de sus compañeros, porque si bien es cierto que no todos pasan por las mismas situaciones de vida, la vida de ninguno es color de rosa y cada uno tiene que aprender a librar sus propias batallas, y saben que se batalla mejor cuando uno sabe que hay cuarteles de invierno donde poder resguardarse.
Tiempo ha pasado ya desde aquel inquietante día del comienzo.
La confianza reforzada, las creencias equivocadas derrumbadas, la certeza de querer tener un mundo en el que se respete que todos somos diferentes y en el que a la vez nos aceptamos como iguales, en nuestros derechos y en nuestras obligaciones, han ido modelando adolescentes críticas, maduras, sensibles al dolor ajeno, hermosas por dentro y por fuera.
Aquel reino al que prontamente dejarán de pertenecer, las encontró, las presentó y las unió.
Ese reino, por más que tal vez ahora no logren verlo, permanecerá en sus mejores recuerdos el resto de su vida y tal vez el mejor título que pueda otorgarles sea el de haber vivido una adolescencia feliz.
Yo, que solo veo este cuento desde afuera, que puedo contar mis historias de cuando me tocó caminar hacia reinos nuevos, me siento feliz de verlas avanzar venciendo miedos y creyendo en ustedes mismas, eligiendo compañeros de vida, más que de clase, entendiendo que las personas que quedan por el camino es porque ya no deben acompañarnos más, su ciclo en nuestra vida está cumplido.
Yo agradezco ser parte de esa escenografía viviente, que las acompaña en cada paso, en cada acierto, en cada fracaso, y estar siempre ahí para decirles: ánimo, no sabemos que nos deparará el siguiente reinado!
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