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jueves, 3 de septiembre de 2015

De parejas nefastas... cosas que me hubiera gustado no tener que pasar

Creo que por primera vez en mi vida me enfrenté a algo que no sabía que me podía paralizar tanto: el dolor y con él, el miedo.

Pasan los días y las semanas y sigo sin convencerme de que el miedo puede vencer mi voluntad, me niego rotundamente a poner esa idea en práctica, pero si me descuido una milésima de segundo, eso mismo es lo que pasa

Desde hace algunas semanas atrás, me enfrenté a la necesidad de usar diferentes artículos que definitivamente no había pasado por mi cabeza usar, y sin embargo, cuando llega el momento, están ahí y no te queda otra que encarar.  Ahí aparece el muy desgraciado OTRA VEZ!!! Sentís miedo de usar algo que nunca usaste, podrás? será incómodo? será más doloroso? y ahí el miedo y el dolor, una conjunción fuera de serie, que suele darse muy a menudo.

Esa, es como una primera prueba de fuego: podrás? será más doloroso? y ya la sola idea de pensar otra vez en el dolor, te hace temblar.  Quien realmente sufrió dolor intenso alguna vez en su vida, sabe de lo que le estoy contando.

Es desde ese mismo momento, que esa parejita se convierte en inseparable.

Ahí el miedo se presenta casi innmediatamente después de que el dolor hizo su aparición en escena.

Ante una crisis de dolor, o cuando te vienen esos calambres que parecen interminables, los dolores que parece no vas a poder combatir, pero solo eso: "parece", siempre y cuando no te entregues a las garras del miedo, que te atrapan y te quitan hasta la última pizca de fuerza y de voluntad

Así será cada próxima vez que intentes esa "osadía" de enfrentarte a esa situación de dolor, y tal vez lo más difícil de todo, no sea encontrar la forma de manejar el dolor, sino de manejar el miedo.

Cada vez que tuve que volver a intentar caminar, después de una situación de dolor muy grande, lo que más me paralizaba, era el terror que me daba la posibilidad de sentir dolor otra vez, y ahí volvía a encontrarme en la disyuntiva: lo intento o no lo intento? Lo intento,  arriesgándome a que el dolor volviera a aparecer mientras intentaba recuperar las fuerzas para volver a caminar; por otro lado, no intentarlo por miedo a que el dolor volviera a aparecer, era como darle la derecha al miedo y dejarlo ganar de antemano: quuedarme en esa, sin caminar, sin inteentar...

Asi fue también cuando tuve que volver a usar la silla de ruedas: temor, miedo, desesperanza, tristeza... sin embargo tambien sabia que era la única forma de seguir intentándolo.  Nada ocurrre solo así de la noche a la mañana, y muchas veces tenemos que ayudarnos de otros implementos qee nos hacen la vida un poquito más sencilla.

Pero el hecho de verla, sí, solo el hecho de volver a verla, me recordaba el dolor que me había causado el usarla.  También recordaba que una cosa era usarla con precaución y con la supervisión de un técnico que usarla sola, tratando de recordar como se hacía...

De todas formas,esa tardecita estábammos otra vez ella y yo, frente a frente, ahí veríamos quien sería
el vencedor: la parejita funesta del dolor y el miedo, o la parejita siempre bien plantada de la actitud y las ganas de seguir adelante sin tirar la toalla.

jueves, 13 de agosto de 2015

Gotitas... no de lluvia, de vida!!!

Un nuevo hemograma.
Glóbulos rojos, bajando y bajando.
No alcanza con la inyección semanal que estoy recibiendo para estimular que cada vez sean más, no al menos por el momento...
No alcanza tampoco con comer lentejas, ni hígado o espinaca, no alcanza.
Hay que transfundir.

Mi cara de espanto, es como si estuviera mirando La Llamada o El Exorcista!!! No me gusta nada, nada, nada la idea!
El Doc me lo vuelve a explicar, me plantea los pro y los contra, ya lo empiezo a ver con otros ojos: es la única solución, y esperar al próximo hemograma, solo retrasaría las cosas una semana y haría que los rojitos estuvieran aún más abajito :(

Acepto. Por supuesto, como no podría ser de otra manera, el Doc me explica todo el procedimiento MAL, porque el día que tengan la información actualizada, o te digan todo como es, o no haya ninguna diferencia entre lo que te dicen y lo que te hacen, seguramente ya habré terminado todos los tratamientos.

Día uno: toma de la muestra. Para una persona como yo, que nunca se enfrentó a una transfusión, esto viene lleno de fantasmas y de miedos! Si, yo soy guapaza, y además, ya he pasado por tantas cosas, que dudo que esto sea peor que alguna de ellas, pero la ignorancia es brava de llevar, da miedito, querés salir de eso de una vez por todas, pero no, porque hoy toman la muestra, y la historia sigue mañana, les falta poner el cartelito de "continuará..."

Día dos: transfusión del primer volumen.  Mmmm el miedito, se materializa, la Doc viene con un par de valijitas repletas de cosas, en una de ellas dice tener medicación por si no tolero bien la sangre que me van a transfundir, ahhhh tahhh... me quedo re tranquila!  Por suerte tiene re buena onda, me pone la vía, trata de que esté cómoda, es un poco difícil para mí estar cómoda últimamente, entre mis dolores varios, pero le aclaro que se quede tranquila, que nada tiene que ver con la transfusión, creo que ella está más nerviosa que yo! Conversamos, antes de comenzar a pasarme el volumen, me pregunta si tengo alguna duda, me aclara que es un procedimiento sencillo, que generalmente no da problemas, etc., etc. Tranqui le digo, empezá a pasármelo, va a estar todo bien. A los minutos vemos que está pasando más lento, esto pasa muchas veces me dice, vamos a cambiar uno de los plásticos, en el cambio, se olvida de ponerle el taponcito cuando saca el cañito por el que venía pasando la sangre, me enchastra digamos una buena parte del acolchado, se quiere morir pobre!!! Ya te lo limpio enseguida, dejame arreglar primero esto y enseguida te lo limpio!!!

Mi viejo y yo la agarramos para "la chacota" y no paramos de reirnos, limpio el acolchado y le digo: a vos te parece, que con la situación que yo estoy viviendo, me voy a amargar porque se ensució un acolchado que se mete al lavarropa y se lava? O así no se pudiera meter, o no se pudiera lavar, es un acolchado, olvidate!

El accidente, sirve para romper el hielo y que nos quedemos conversando de la vida, mientras la vida va saliendo de esa bolsita que cuelga del soporte, corre por la manguerita transparente, pasa por la vía y entra directamente a mis venas, dándole vida de otra persona a mi cuerpo cansado y falto de glóbulos rojos.

Quería de alguna forma agradecerle a esa persona, que seguramente ignora que su sangre terminó dándome vida, levantándome los glóbulos rojos, dándole más colorcito a mi cara, restando un poco de cansancio a mi cuerpo. Esa persona que yo también desconozco si es hombre o mujer, si es joven o adulto, en que trabaja, que gustos tiene, si tenía tan claro todo lo que podía lograr cuando fue a donar sangre para un desconocido, pero lo que sí se, es que algo tenemos en común aunque uno no sepa quien es el otro: somos dos personas solidarias. En algún momento, cuando era más joven, también donaba, y siempre que puedo hacer algo por alguien, que conozca o no, trato de hacerlo. La solidaridad es algo que practico y que me enorgullezco de practicar, y es algo que tenemos en común con esta persona que me donó unas cuantas gotitas de vida.

Quería de alguna forma agradecerle a esas personas, de las que conozco unas cuantas, que además de donar su sangre, donan su tiempo, van a donde tengan que ir para realizar la donación, solamente, porque saben que con ese acto desinteresado que realizan, le pueden mejorar la vida a otro o hasta salvarle la vida a alguien.

Pasan alrededor de dos horas, conversando casi ni nos dimos cuenta, digamos "el tiempo pasó volando" y en ese vuelo se llevó los miedos, las inseguridades, las dudas, ya me enfrenté a otra cosa nueva, ahora ya sé lo que es, estoy pronta para encarar el segundo volumen.
Llega mi hija: no puedo expresarles con palabras lo que expresaba su cara... cuando corta el silencio nos mira y nos dice, esto parece una película de terror!!!! nosotras largamos la carcajada, me dice má, yo no pensé que de verdad esto fuera así!!! La Doc nos cuenta que hace poco tiempo una chica le dijo que ella se enteró de que se donaba sangre, cuando empezó a mirar las películas de vampiros...
Las últimas gotitas se apuran en dejar la bolsa, se tiran como por un tobogán en el cañito que las lleva hasta la vía y terminan reuniéndose con sus pares en un cuerpo nuevo, un cuerpo que se nota cansado pero a la vez contento.
Se corre el rumor, de que mañana vienen más, pero no están seguras de que grado de certeza tenga ese rumor, por si acaso, ellas van haciendo lugar para las futuras recién llegadas. Están agradecidas de haber venido a dar vida a este cuerpo que necesitaba una ayudita ;)

Confirmado: mañana se viene el volumen dos. Todas corren y saltan locas de alegría!!! Cuantas más seamos, más rápido y mejor se recuperará este cuerpito :)

Gracias a los donantes, por esas gotitas de vida  :)

jueves, 11 de junio de 2015

A veces...

A veces, solo algunas veces, uno tiene la sensación de estar experimentando algo que es casi como tocar el cielo con las manos...

Levantarme, entrar en el baño, sacarme la ropa y entrar en la ducha, algo tan normal y cotidiano para todos, algo que vengo esperando hace casi un mes...

Ayer, voló la mariposa que dejaba que la morfina entrara en mi cuerpo subcutáneamente...

Ayer, tuve el visto bueno para comenzar a borrar las líneas de muchos colores que dibujaban todo el abdomen para la marcación de la neurocirugíacerebral que me habían estado practicando este último mes, único tratamiento posible de hacerme ya que toda esa zona de mi cuerpo ya había recibido radiación anteriormente y operar no era una posibilidad...

Hoy, volver a entrar a la ducha, poder sentir el agua caliente recorrer desde la punta de mi cabeza hasta la punta de mis pies, fue una de las bendiciones más esperadas que sentí en este último tiempo, aunque tal vez muchos de ustedes no puedan imaginar cuanto uno puede llegar a extrañar esos "actos cotidianos".

Hoy, que he dado vuelta otra página, tengo ganas de volver a decir, y el motivo es el de siempre, exorcizar y contar que se puede, que a veces es mucho más duro, pero que se puede.

Hace algún tiempo atrás, solo eran conjeturas, un dolor que no se definía, una molestia que podía venir de algún mal movimiento, una inflamación que no terminaba de decidir en que se quería convertir...

Hasta que un día se decidió: punción lumbar que da como resultado un tumor en la columna, que me iba a tirar otra vez al ruedo, pero esta vez de una forma totalmente diferente.

Enfrentarse otra vez al diagnóstico, no es tarea fácil, mucho menos cuando el diagnóstico es este. Uno piensa en los huesos, en la columna, en el movimiento, en que es el eje del cuerpo humano, en tantas cosas, que ya no podés pensar más, y sin embargo seguís pensando.

El cachetazo es mucho más fuerte que el del diagnóstico inicial, incluso que el del diagnóstico de la metástasis que tuve inicialmente, este me dio con todo, me partió al medio, me golpeó bajo, me arremetió en el lugar donde más me dolía: me quitó la movilidad.

El simple hecho de pensar en la posibilidad de no moverse, creo que paralizaría a cualquiera, pues a mi no me paralizó, me embroncó, me sacudió, me hizo redoblar esfuerzos, me hizo redoblar actitud y compromiso, a mi no me vas a hacer bajar la guardia así no más.

De todas maneras, acá no alcanzaba con poner actitud, con ser "la guerrera" que soy habitualmente, con estar bien plantada y hacerle frente, porque este si que jodía y jodía, día a día se me iba llevando la movilidad de la pierna, de la cadera, del pie, cada vez caminaba menos, cada día rengueaba más...

Día a día, se notaban los cambios desfavorables, y no había forma de pararlo...

Luego del resultado de la punción, y con las cartas sobre la mesa, lo único que escuché fueron las palabras del médico que me decía, nena, no necesito esperar el resultado de la anatomía, con mis 40 años de experiencia, ya sé que esto es un tumor, pero la parte buena, es que tenemos un tratamiento para hacerte, vos tranquila, Y AHI ME AGARRÉ, OTRA VEZ.

Necesité vivirlo distinto, en silencio, necesité toda la fuerza para mí, para mi interior, volver a revisar, donde está el error, donde me equivoco, que me estás enseñando, que es lo que no estoy aprendiendo...

Una vez más entendí, ya lo venía entendiendo en realidad, el miedo, ese desgraciado que se queda ahí al acecho, esperando que uno baje un poquito la guardia, para comenzar a trabajar negativamente dentro de nuestro cuerpo...

Me llevaron el loro del hombro, y en su lugar me trajeron al cuervo, si a ese bicho bien feo, negro pero no como la noche, negro como todo lo negativo junto, que te mira con desconfianza, que sabés que donde le des changüí, te va a comer los ojos, a ese me lo dejaron parado en el hombro, pero tenía los días contados...

Corrí el miedo, como pude, pero había algo con lo que no contaba, algo a lo que no me había enfrentado hasta esta vez, y que haría que todo fuera completamente distinto a la vez anterior: el dolor.

En mi vida, imaginé que una persona sería capaz de soportar tanto dolor, porque en mi vida me imaginé que tanto dolor pudiera existir.  El dolor te paraliza, te quita el aliento, no te deja pensar, te corre del eje, te deja totalmente convertido en algo que no sos, te desespera, te vuelve loco, te noquea una y otra vez, una vez que uno experimenta ese grado de dolor, entiende a la gente que tiene sufrimiento físico, y se siente terriblemente egoísta de haber criticado a alguien que sufría sin haber estado nunca en ESOS zapatos...

Por zafar del dolor, creo que uno es capaz de hacer cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa lo digo literal...

No te cuestionás, o mejor dicho al principio si, pero unos pocos minutos después, comenzás a tomar lo que te digan, sin pensar si es fuerte o no, si se te va a hacer adictivo o no, si te va a hacer mal para dos millones de cosas aparte o no, porque lo único que necesitás en ese momento es que alguien te corra de ese lugar de dolor, que alguien te alivie...

Así se fueron sumando más y más medicamentos, algunos aliviaban una cosa, otros otra, unos apagaban el sistema nervioso central, los otros desinflamaban, unos calmaban a un nivel, los otros en otro...

Así me empecé a ver al espejo y un día me vi convertida en otra persona: por allá atrás están las facciones originales que tenía mi cara, el resto está todo ocupado por la inflamación que me han traído los benditos corticoides que me sirven para regular otras cosas y que me hacen sentir hambre todo el tiempo y antojos de comidas y rechazo por otras cosas que solía consumir habitualmente...

Piensan que me hace problema? para nada, con tal de no sentir dolor, prefiero seguir convertida en esta especie de cruza entre pez globo y la ardilla de la era del hielo en la que me he convertido...

Tengo que agradecer a Dios, por supuesto, que una vez más ha puesto en mi camino este tumor que tengo que invitar a retirarse, pero que también ha sembrado mi camino de bendiciones que no puedo dejar de mencionar:

Un equipo médico que como siempre se ha puesto mi caso al hombro con todo, con el aditamento de una especie de oncóloga "Hada Madrina" que ha sido quien me ha tocado día a día con su varita mágica para ir aliviándome el dolor físico y también el dolor del corazón, porque vaya si se ha ocupado de mi parte emocional como nadie.

Solo el que está en estos zapatos, sabe lo que se padece y se sufre transitando esta enfermedad, el que está por fuera, no puede tener ni la más remota idea...

Un equipo de compañeras voluntarias, seres llenos de luz y claridad, con Cris y Clari a la cabeza, que se han puesto a disposición para todo y que sobre todo me han sostenido emocionalmente en todo momento, desde que dejé por un rato de ser una de las que escuchaba en el teléfono y pasé a ser una de las que necesitaba ser escuchada...

Unos amigos de fierro, pues a los pocos que les repartí una parte de esta mochila, porque como dije necesité vivirlo más para adentro, la tomaron como se los pedí, con respeto, esperando que los llamara si los necesitaba, yo sabiendo que estaban, ellos sabiéndolo también, pero sin invadir, y tratando de sumar en vez de restar, porque para mí si hay algo que está claro es que si alguien resta en mi vida, porque no es capaz de entenderme, ya no tiene sitio dentro de ella...

Un amigo que ya no está físicamente conmigo, pero que me acompañó en este tramo tan duro para ambos, con la charla cotidiana y franca, cruzándonos chistes,  hablando sobre la vida y la muerte de forma natural porque ambas forman parte de esto que nos toca transitar llamado vida, que apartaba su dolor para ocuparse de preguntarme por el mío, que sabía el sacrificio que me implicaba llegar a verlo y que lo valoraba y agradecía, que me enseñó toneladas de cosas y que aún me sigue enseñando...

Una amiga a quien escuché y escucho todo el tiempo decirme, olvidate Vivi, vos tenés que poder con esto, y vas a poder y ni pienses en otra cosa, y ese ímpetu que venía con ella, que hace que cada vez que recuerdo su voz y su lucha, siga sin creer que no está aquí, pero todo se vuelva más lleno de energía y sienta ese empujonzote que me está dando...

Una familia que no necesito decir que es de fierro, porque realmente no lo es, somos todos de carne y hueso y como tales las cosas nos atraviesan, nos duelen, nos afectan, nos tiran abajo, pero entre todos nos levantamos, nos cuidamos, nos ayudamos, nos curamos y seguimos adelante. Nunca me imaginé y menos quise que mis padres ni mis hijas tuvieran que verme sufrir como lo han hecho, pero hay cosas que no se eligen y como bien me han hecho entender quienes me quieren bien: lo único que ellos tenían al alcance para hacer por mí era acompañarme y cuidarme, porque en este momento es lo único que pueden hacer, y así lo han hecho las veinticuatro horas del día sin pensar en madrugadas, horarios, findes o el momento que fuera.

Lo que resta, de restar, como siempre, prefiero desecharlo, porque no le sirve a nadie, ni a mi ni a quien lo lea, así que como vino, se fue...

El camino continúa, recién acabo de dar vuelta la primera página, pero también la más importante, el tratamiento seguirá haciendo su efecto, yo seguiré haciendo mis deberes de la forma más prolija posible, manteniendo mi Fe que gracias a Dios nunca me ha abandonado y que me ha sacado a flote inclusive en los peores momentos...

Nada más por el momento, solo necesitaba contarles esto, lejos de querer alarmar a nadie, lejos de que me escriban que soy una guerrera o que puedo esto o que puedo aquello, necesitaban contarlo por si alguien, y ojalá que no, recibe un cachetazo como este que recibí hace algún tiempo, y que sepan que se puede, que muchas veces es mucho más difícil, pero se puede, lo único que no se puede es tirar la toalla nunca!!!

sábado, 30 de mayo de 2015

Hasta siempre amigo

No puedo "despedirme", porque tengo la certeza de que un día nos vamos a volver a encontrar!!!
En realidad, tengo la certeza, de que nos vamos a volver a encontrar todos estos días, porque vas a seguir tan presente en mi vida como hasta ahora, como el resto de las personas que se me han ido adelantando, en este viaje que estamos haciendo todos, pero del que algunos se separan un poquito antes que otros..
Tan presente vas a estar amigo! Si tu fuerza fue y es mi fuerza, tu garra me contagió el alma, tu lucha me enseñó a hacerle frente a los peores diagnósticos médicos, tu empuje, tus ganas, tu voluntad, me mostró una y mil veces, que uno es lo que quiere ser y no lo que otros le dicen "que es".
Que uno se va haciendo su propia realidad, cuando entiende que no hay por qué aceptar, la realidad que otros "te pintan".
Que es posible, que se puede, que se le gana vida a esta enfermedad con la que nos tocó vivir, porque un día allá por el 2013 te dijeron no va más, y vos seguiste yendo pa'lante y pa'lante...
Que hoy, no estás perdiendo ninguna batalla y mucho menos una guerra, hoy entraste una vez más por la puerta grande, estoy segura de que algo mucho mejor de lo que tenemos acá, te está recibiendo de brazos abiertos, porque lo tenés más que merecido.
Yo, le agradezco a la vida, y al cáncer, si, al cáncer, que me cruzó en la vida con personas como vos, de las que he aprendido tanto, con las que he compartido tanto, con las que hemos podido reír, llorar, sostenernos, contenernos y tantas cosas más...
El cáncer que nos vino a reventar la vida de una y mil formas, también siento que me ha traído mil y una bendición, como conocerte amigo.
Estoy triste claro, 33 años y la vida por delante... pero así es la vida, no hay una regla "justa", lo sabemos y lo vivimos así todos los días.
Estoy tranquila, porque te liberaste, y cuando uno quiere a alguien, necesita soltarlo para que pueda seguir adelante, sin pensar más que en el bienestar del otro.
Estoy en paz amigo, porque sé que estuve a tu lado cada vez que me necesitaste y pude hacerlo, inclusive cuando salía de la quimio y me iba hasta el quinto piso a hacerte un ratito de compañía... o como el otro día que llegué con mi patita rengueando por el pasillo y me sostuve en pie como pude, solo para darte un abrazo y contarte un par de chistes de humor negro!!!
Recordá que el día que te toque recibirme, allá del otro lado, prometiste esperarme con una buena picada y una botella de vino, porque ya no vamos a necesitar este licorcito q nos tomábamos ahora..
Estoy tranquila amigo, ya no hay dolor, ahora solo hay paz.

De San Agustín:

"La muerte no es nada, solo he pasado a la habitación de al lado.
No estoy lejos, solo estoy al otro lado del camino. Veis? Ya todo está bien."


viernes, 22 de mayo de 2015

Cumplo dos!


Hace algún tiempo vengo evaluando la posibilidad de escribir o no este post, finalmente me incliné por escribirlo, por seguir sacando, por seguir limpiando.

La semana próxima, más concretamente el día 29, se cumplen dos años de que me diagnosticaron con cáncer.  Esa fecha "fatídica" en la que todo cambió para siempre, esa fecha visagra en mi vida, como ninguna otra, esa fecha que también me cuesta recordar con claridad, porque no soy de "recordar fechas", les resto importancia, no me quedan, no las retengo, y sin embargo, ahí está, marcada a fuego en el almanaque de mis cuarenta y dos añitos de vida.

Pero, hay un por qué, para escribir esto que quiero decir, y es poner en palabras, ordenar, mirar con un poco más de distancia algunas cosas, ver más de cerca algunas otras, ver como a uno (gracias a Dios) le va cambiando la perspectiva frente a un montón de cosas que han ido surgiendo, mirar hacia atrás y ver todo lo que he sido capaz de andar, de transitar, de batallar, de acompasar...

Mirarme hoy, y ver esta nueva persona que soy gracias al cáncer, ver mi nueva realidad, ver la vida que elegí y elijo todos los días, verme como una persona finita, mortal, que tiene la vida agarrada de alfileres, pero no por el cáncer, sino porque así la tenemos todos a pesar de que tal vez muchos no han sido diagnosticados y creen tener la vida segura, no lo saben o tal vez eligen no saberlo, pero la vida cambia en un segundo, y de golpe todo lo que era seguro, puede dejar de serlo.

Sentirme orgullosa de ver donde llegué, saberme bendecida enormemente a diario, querida, acompañada, respetada. Sentir que el futuro ya no me preocupa como antes, y que la vida la vivo de a 24 horas nada más.

Tal vez, y seguramente esta sea la parte más ambiciosa de escribir este post: llegarle a ustedes. A quienes están enfermos y a quienes no. A quienes están en crisis y a quienes no. A quienes a diario buscan algún motivo "para vivir" y a quienes los encuentran todos los días. Sin querer dar cátedra de absolutamente nada, poder compartir una vez más mi experiencia con ustedes, y que tal vez, les prenda esa lucecita que te dice: vamos, seguí adelante, vas bien, tu corazón te dice que ese es el camino, seguilo!!! y si el camino te pone a prueba una y otra vez, y estás convencido, seguí por ahí, porque es por ahí!!!

Hace dos años, de la noche a la mañana, si, porque fue de la noche a la mañana, me fue arrebatada mi vida tal y como la conocía hasta ese entonces: tuve que entregar todos los controles remotos que poseía, para tener en ese momento lo que creía era el control de todo, cuando en realidad no tenía el absoluto control de nada.

Hace dos años perdí un montón de cosas, entre ellas mi salud, física y mental, porque obviamente esta segunda se trastocó aunque hizo mil y un malabares para no hacerlo. También perdí vitalidad, perdí energía, perdí autosuficiencia, perdí independencia, perdí libertad.

Renuncié a otro montón de cosas, a cosas que sabía que me hacían mal y que no tenían que permanecer en mi vida si lo que buscaba era sanarme (que es mucho más que curarse) y seguir adelante.

Renuncié a un trabajo que creía que era lo que me daba TODO en ese momento, y me di cuenta que podía seguir viviendo sin él, y es más, vivía aún mejor sin él. Tomé la decisión y "empujé la vaquita", aquella del cuento que me había acompañado durante años (como un capricho que el destino me pusiera de antemano cuando solo "jugueteaba" con esa idea como algo casi imposible). Agradecí todo lo que en su momento me aportó: las enseñanzas, las vivencias, el hecho de haberme permitido ser independiente y haber criado a mis hijas con independencia económica, las maravillosas personas que allí conocí, los momentos lindos, los duros, los tristes, los otros... agradecí, cerré el círculo.

Renuncié a un amor, a uno de esos que te traspasan las venas, el alma, el físico, la cabeza, el corazón y todas las partes de tu ser que puedas imaginarte, pero que en un punto, sabés que ya no es para esta vida, será en otra, habrá sido en otra, o no será en ninguna. Agradecí todo lo aprendido, lo vivido, lo soñado, lo que no salió bien y lo que salió perfecto... agradecí, me perdoné, me salvé, cerré el círculo.

Renuncié a cosas, personas, situaciones, que ya no eran beneficiosas en mi vida, pero siempre, analizando cada situación, y viendo que en todo, siempre hubo algo bueno, una enseñanza.

También gané, y cuando digo que gané, creo que fue mucho más lo que gané, que lo que perdí y a lo que tuve que renunciar, pero para eso me la tuve que jugar: salir de mi zona de confort, y me la jugué.

GANE VIDA!!!

Gané calidad de vida. El hecho de sentir al cáncer respirándome en la nuca día a día, hizo que todo se volviera más ya, más tangible, más ahora, más de hacer, de decir, de vivir. Nada podía dejarse "para después".

Las charlas con mis hijas, con mi familia, con mis amigos, eran más francas, más abiertas, más directas, los sentimientos siempre estaban arriba de la mesa, nada se escondía. Los abrazos, los besos, las caricias, todo estaba enormemente mucho más sentido y demostrado.  Todo pasó a celebrarse: el más mínimo acontecimiento que sucedía, se celebraba: una quimio con buena respuesta, una sesión menos de radio, la cirugía ya tenía fecha, un cumple, un aniversario, TODO pasó a ser motivo de festejo.

Todo pasó a tener más sabor, más color, más aroma, más intensidad. Sé que lo viví y lo vivo de esa manera, sé que algunas de mis personas más cercanas también lo viven así, sé que muchos otros de los que cambiaron ante el impacto inicial de la noticia, luego volvieron a verse arrastrados por la corriente de la rutina y siguieron con sus vidas como siempre, pero YO NO.

Pude seguir soñando, a pesar de los diagnósticos, de los tratamientos planteados, de una cirugía tras otra, de un escalón tras otro, a pesar de que se me iba una cosa y venían cinco, pude seguir soñando y luego concretar mis sueños.

Así comencé, un día soñando hacer cosas pequeñitas, que en ese momento eran casi un hito por mi situación clínica: como darme un baño de mar después de meses de haber tenido una nefrostomía, o brindar con una copita de alcohol en la Navidad del 2013, después de venir de 8 meses de quimioterapia... Un día soñé un poco más, y estaba sentada meditando en Machu Picchu con mi viejo sentado a mi lado, como lo había soñado desde que era muy niña...

Aprendí a dejar de lado las discusiones inútiles, a dejar de PRE ocuparme, a dejar de hacerme problema por cosas sin sentido, a darle a las cosas el verdadero valor que tienen, el de "cosas" y a las personas y a las experiencias el verdadero valor que tienen, uno que es intangible, incontable, que es lo realmente importante y que nada tiene que ver con algo material.

Aprendí a decir bien, y  también a callar cuando decir no aportaba nada. Aprendí a escuchar. Aprendí a leer entre líneas. Aprendí a empatizar cada día un poquito más.

La sombra del cáncer igual me seguía, aprendí a convivir con ella.

Como digo yo, después del diagnóstico, te paran un loro en el hombro, cual Pirata del Caribe, que te recuerda varias veces al día, que tuviste cáncer.  Es muy fácil decir desde afuera, ya está no le des más corte, te curaste, no pienses, pero es inevitable. Quien alguna vez tuvo cáncer, sabe que un simple dolor de cabeza, se convierte en una amenaza mortal, y que en el mismísimo momento en que sentís "algo raro", todas las alertas comienzan a activarse nuevamente.

Meses de controles estables, de resonancias, centellogramas, análisis, que van saliendo bien. Cada examen una cuerda floja que volvés a cruzar, cada resultado, un nudo en la garganta, al que creo no te acostumbrás nunca. Pero tenés que aprender a vivir con eso, y seguís, te seguís fortaleciendo, no te queda otra.

Otra cosa que gané con el cáncer fue fuerza. Siempre fui consciente de mi fuerza de voluntad, de mi determinación, de tener claro hacia donde quería ir, de poder entender lo que se necesita para llegar adonde queremos llegar, el cáncer me lo reforzó.  No lo viví como una batalla, ni como una guerra, ni como una lucha, lo viví como un desafío. Un desafío que no hubiera elegido vivir, pero me tocó, y sé que fue un mano a mano entre los dos, para buscar una vida mejor que la que vivía hasta ese momento, lo entendí, le agradecí.

Un día, hace no mucho tiempo, volvió.  Si, como les dije a las pocas amigas a las que se los conté: volvió una noche, no lo esperaban... Volvió, me cambió al loro por el cuervo, me lo posó en el hombro, hizo que me mirara otra vez con expresión de muerte, con color de muerte, pero le volví a hacer frente. Hay más para entender? pues bien, sigamos entendiendo.

Lloré, me entristecí, me sentí vapuleada y golpeada otra vez! Cómo no hacerlo? Yo estaba haciendo todos los deberes bien, y qué es lo que no hago bien para estar otra vez parada acá? Creo haber encontrado la respuesta, en muy poco tiempo, en solo algunas semanas: tengo miedo.

Ahora, el miedo está bajo control. Los pasos que hay que dar para volver a estar "saludable" están dados, y todo ya comenzó a rodar para que así sea.  Siento que me entregué, pero que me entregué bien, no que bajé los brazos. Siento que soy una con la vida, que si el de arriba me manda a pasar por estas pruebas por alguna razón que tal vez ahora no entiendo, será. Fluyo con la situación y la acompaño, por más que a veces me entristezca o se me haga un poco más cuesta arriba, fluyo con ella, me amoldo, acepto los cambios, busco la salida, sigo la luz, esa misma luz que la vez anterior me ayudó a salir, esa que es interna, que no depende de más nadie que de mí, y que es la que me va a volver a llevar a la superficie ahora.

Ahora, que las cartas están sobre la mesa, el juego está presentado y solo me apresto a desempeñar el rol que me toca de la mejor manera posible, siendo como siempre, una paciente obediente, haciendo caso a todo los que me dicen los docs, siguiendo las sugerencias de quienes me quieren bien, permitiendo que me mimen todo el tiempo porque eso es justamente lo que necesito ahora, recibiendo más y más cariño, dejando que me cuiden, recibiendo a manos llenas, empieza a despejar otra vez y el sol vuelve a brillar con toda su intensidad.

Como por arte de magia, o mejor dicho, como por arte de cadena de favores, empiezan a representarse con muchísima más fuerza y de una manera totalmente impensada y sin planear, ángeles por todas partes, que vienen en mi ayuda, que me rescatan, que me proveen de todo aquello que estoy necesitando, sin siquiera haber hecho el pedido "en voz alta", es como si el Universo supiera lo que tiene que traerme y me lo concede, todo el tiempo, en todos lados: acompañantes maravillosas, personas totalmente desinteresadas preocupándose y ocupándose de mi todo el tiempo, profesionales que sin conocerme se arremangan y hacen TODO por darme la mejor calidad de vida a la que puedo acceder en este momento para estar tranquila, para no perder el foco, para seguir sumando cosas a la recuperación.  Como por arte de magia, o del destino, algunas situaciones cambian, se desarman casas, o mejor dicho no se desarman, se rearman, se agrandan los hogares, se hace más fuerte y presente que nunca la contención.

Reafirmo que una de las misiones que me trajo esta enfermedad, fue comunicarme. Poder contar lo que me ha sucedido, lo que me sucede, dar una mano, poner el oído. Ser escucha, interactuar con otros, que están enfermos o no, que son pacientes o son familiares, o son amigos, o son sólo personas desesperadas haciendo frente a algún problema en sus vidas y mi única misión, es tal vez mostrarles, que con toda seguridad, ellos también han peleado una y mil batallas y las han ganado, así que por qué razón no saldrían a dar una batalla más? Y cuando puedo encender esa luz, la misión está cumplida, y me siento feliz y llena de paz!

Muchos me han preguntado por qué no me alejo del "tema cáncer", ya está, ya terminó para vos, me decían cuando los primeros estudios salieron "limpios", y casi automáticamente mi respuesta era: imposible!

Yo tengo que convertir todo esto en algo bueno, esto tiene que servir, tiene que servirme a mi para crecer, porque además nunca se sabe si no voy a tener que volver a enfrentarlo, y tiene que servir para ser luz para otros.  En parte siento que sería "egoísta" tener una llave para abrir ciertas puertas, y guardarla bajo siete candados, para ser  usada únicamente por mi en caso de necesitarla, yo no soy así.

Son tantas las cosas buenas que pasan, unas vienen enrabadas con otras, solo hay que tener la capacidad de verlas y de agradecerlas, y uno más valora y más agradece y más es capaz de ver la vida así como es, llena de maravillas, de sorpresas, de cambios que pueden ser chocantes, pero que también pueden ser oportunidades enormes de comenzar a vivir otra vida.

Mientras escribo, pasan como en una escena de película tantas imágenes!!! Enfermeras, Doctores, Nurses, de los que seguramente habrán habido decenas, sanatorios, ambulancias, quirófanos, jeringas, aparatos de todo tipo para hacer todo tipo de estudios, historias compartidas en una sala de espera o en una habitación de internación. Tantas privaciones por tal o cual motivo, tantos permisos para celebrar tal o cual cosa, tantas miradas cómplices, tantas sonrisas que animaban, tantas personas que hicieron la diferencia en el proceso...

Ahora, mi vida vuelve a rebalsar de bendiciones, de esas que espero hace tiempo, sin desesperar, porque sabía que cuando fuera el momento preciso llegarían. Ahora me doy cuenta, que tal vez el camino fue largo, y tal vez hasta lo sea un poco más, pero ese era el camino correcto. Ahora me doy cuenta, que las elecciones estuvieron acertadas, que renuncié a lo que sentía que no me hacía bien, que seguramente perdí lo que ya no necesitaba para vivir, que gané mucho más de lo que alguna vez pude imaginarme, que me reinventé, que soy otra, y que soy mucho mejor después de aquel fatídico diagnóstico de hace dos años que me definía como "tenés cáncer".

La semana que viene, cumplo dos!!! si dos, dos de haber nacido de nuevo, de que me hayan dado la posibilidad de ser esta Vivi, la que soy hoy, que sin lugar a dudas, es una versión mucho más plena y brillante de la que era antes de haber sido diagnosticada con cáncer.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Hacer y soltar

Cómo y por donde empezar?

Bueno, tal vez por el principio, aunque algunas veces no nos damos cuenta en el mismo momento, que ese, es el principio.

Muchas veces pienso, en la fuerza que tiene la palabra, que tienen los pensamientos. Son conceptos que me vienen a la mente una y otra vez, y que si tomo unos minutos para apreciarlos con un poquito de distancia, confirmo también, una y otra vez la fuerza arrasadora que tienen, tanto para bien como para mal.

Pero hoy, quiero concentrarme en otra parte: los hechos.

No sé si estoy del todo de acuerdo con aquella vieja frase que dice, lo que vale es la intención, es más, creo que lo que vale, no es la intención sino son los hechos, las cosas que se hacen, pero sobre todo, las que se hacen y se sueltan.

Ahí creo que radica el secreto de que luego esto comience a andar.

Cuando uno hace, porque le nace hacer, porque siente la gratificación de haber dado algo de si mismo, que puede ayudar a otro, sin mirar en ningún momento, y esto dicho poniendo totalmente la mano en el corazón,  si un día ese hecho puede significarnos algún beneficio como reporte.

Son tantos los ejemplos, los casos, donde uno luego, ve a distancia, cómo y cuando fue que ese "motor" comenzó a andar, a funcionar, a generar "efectos rebote", a crear "efectos en cadena", como se comenzó a formar esa "cadena de favores", algunas veces dicha pero muchas otras totalmente en silencio, y mágicamente todo pasa y todo se acomoda.

Y un día, así sin darte cuenta, o tal vez dándote cuenta, de que por más que seas un granito de arena en un médano, sos también una parte del médano, y como todas las partes del médano, sos importante y valioso y podés aportar al bien común, te animás, te ofrecés, te la jugás a pasarte a la vereda de la empatía, ofreces tu ser completo, físico, espiritual, emocional, para ver si a alguien podés hacerle algo un poquito más llevadero.

Y seguramente en ese momento, no lo pensás, aunque lo sabés, que hoy estás de una vereda, pero mañana, o dentro de un rato, podés estar en la otra, y así sucesivamente, porque eso es la vida, y ahí empezás a ver...

Ves como aquel tímido "yo me puedo ofrecer para lo que pueda ser útil", se convierte en una catarata de cosas buenas que te suceden, entre otras que no lo son tanto. Ves como de golpe, tenés un ejército de ángeles, que corren en tu dirección, que te asisten desde con mensajes, con llamados, con invitaciones a mirar el mar, te dan su tiempo, se involucran con tus sentimientos, se ponen a las órdenes para acompañarte a hacer tal o cual cosa, con venir a conversar un rato, se hacen tiempo porque quieren hacérselo, te pasan mensajes de aliento, están ahí, a la hora que sea, el día que sea...

Ves aparecer profesionales, que además de ser excelentes en lo que hacen, son mejores personas aún, no te conocen, no saben quien sos, pero acomodan sus horarios a tu conveniencia, no tienen pereza en contestar una llamada a la hora que sea, no miran costos de dinero ni de tiempo, se cruzan la ciudad de una punta a la otra, con tal de aliviarte el dolor fisico o el del alma, que a veces es mucho más difícil de poder aliviar, te escuchan, te toman en cuenta, te hacen sentir un ser humano querido y contemplado, para ellos no sos solo un número de un sistema: sos una persona.

Ves aparecer amigas, amigos, personas, a los que tal vez en algún momento, vos también les tiraste un lazo, les tendiste la mano en un momento difícil, y soltaste, no esperaste ningún tipo de retribución, pero es eso, la vida vuelve, porque lo que se suelta, vuelve cuando tiene que volver...

Ves otras situaciones también, que duelen, lastiman, porque uno sabe que no debe generarse expectactivas de ningún tipo, pero son muchos años de pensar de la misma forma, y a veces no es tan sencillo no hacerlo, y esas cosas no suceden, quedan ahí, truncas, se van desgastando, se van muriendo... pero tal vez, ese es su destino, nadie lo sabe y si algo hemos venido aprendiendo, es que con la vida se fluye, que esto no es una "lucha", no es una "pulseada", esto es un fluir con los cambios, con lo que necesitamos nuevo en nuestra vida, para que nuestra vida, valga la redundancia, se renueve en plenitud y sea cada día más placentera y saludable..

Ves situaciones que mágicamente se transforman del día a la noche, donde de un borrón, se dejan de lado egos, actitudes egoístas, y pelotudeces grandes como edificios, para poner la magia en otro lado y hacer que todo siga sucediendo, donde se le vuelve a rendir culto a la amistad, a la solidaridad, donde se ve de golpe todo el camino andado en común, y ese es el camino por el que se elige seguir andando.

Ves que hay gente que entiende y gente que no. Ves que hay gente que no entiende ni aún cuando le expliques, cuando además en realidad, lo último que querés en ciertos momentos, es tener que dar explicaciones; porque es así, hay situaciones de vida, que se viven y punto, sin explicaciones, sin vueltas, sin preguntarse por qué, sino más bien viendo para qué.

Ves que a tu alrededor hay muchas personas en tu sintonía, y muchas otras que no. Muchas, tal vez demasiadas a mi modo de ver de este momento, preocupándose por cosas sin sentido, sin importancia, por cosas que de un soplido pueden desaparecer también como por arte de magia...

Ves gente que no crece, que sigue como los caballos, con los tapa ojos a los costados, y la vida les pasa y los golpea y los tira y los maltrata y ellos siguen cuales mastungos entrenados para caminar un único camino, sin ser capaces de ver y experimentar, que el único dueño de su destino y de su felicidad son ellos mismos, y se te sale el corazón del pecho por explicarles, pero es en vano, porque cada quien tiene que hacer su propio camino...

Ves que los milagros, se suceden una y otra vez, y agradecés, y a su vez, también entendés, que el día en el que vos decidiste hacer y soltar, todo comenzó a suceder. Ves que sos parte de esa cadena milagrosa, que gira sin parar, y a la que todos podemos ir aportando nuestro granito de arena, siempre y cuando hagamos y soltemos, porque el bien, lo que está bien hecho, lo que se hace de corazón se hace y se suelta...

jueves, 7 de mayo de 2015

Pum!

Aguantar.
Aguantar.
Aguantar.
Ya va a pasar.
Ya va a pasar.
Ya va a pasar.
Respirá hondo.
Respirá hondo.
Respirá hondo.

No, por el momento no podemos hacer más nada que esto...

Explotando en tres, dos, uno...

... PUM!!!


Eso es lo que sentí ayer.
Eso es lo que puedo haber sentido tantas veces, eso es lo que puedo haber evitado tantas otras.

Soy de las personas que tratan de ver que la botella está totalmente llena: o de líquido o de aire, soy una persona positiva, trato de hacer lo mejor, de dar lo mejor, de hacer sin esperar, no siempre me sale, algunas veces me sale mejor que otras.

No soy la reina del positivismo, he comprendido hace tiempo que es mucho mejor ver la vida desde un lugar que suma, que desde uno que resta, que todo lo ve mal.

Trato de agradecer, de valorar lo que no tengo, de no quejarme por lo que me falta, aunque socialmente estamos adiestrados como entes para hacerlo.

Tengo un carácter fuerte, muchas veces naturalmente me impongo (en una buena). Soy de las que necesita resolver los problemas y las situaciones, en vez de patearlas o esperar que desaparezcan por arte de magia.

Soy escorpiana, característica que al parecer me suma un plus más, nunca terminaré de entender por qué a los ojos de los demás ese plus pareciera no ser tan bueno.

Soy franca y directa, aunque con los años he ido aprendiendo diferentes técnicas, y he entendido que no a todos les podés llegar por el mismo camino.

Creo no ser impaciente ni tener ansiedad, he aprendido a manejar y a aceptar los tiempos, los de los demás, pero también a respetar los míos.

Soy de hacer, hacer, hacer y hacer. Supe tener varios controles remotos en la mano y a pesar de no estar físicamente en el lugar, controlar todo con el mando a distancia.

Aprendí que no es bueno estar en todo, ni hacer de todo, ni saber todo, ni nada que incluya la palabra "todo".

Aprendí a soltar, delegué, pedí.

Muchas de las personas que se sentían "tocadas" por la "nueva yo" que pedía, delegaba y soltaba, comenzaron a sentirse mal.  Su comodidad se veía amenazada, cómo que ya no podía hacer tal o cual cosa?  Pero no lo manifestaban de manera directa, no lo decían con todas las letras, como trato de hacerlo yo.

Hubo algunos intentos por hacer, muchos fueron eso, intentos.

Después comenzaron a llegar las quejas, o el desgano al hacer las cosas, o las ganas de que dijera, ya no lo hagas más, vuelvo a tomar el mando yo.

Ese momento no llegaba, y no llegaba. Mi rol de Mujer Maravilla, al parecer había terminado y era extrañado por varios...

Esperé, confié, di oportunidades, de que las cosas fueran de otra forma.

Porque cuando vos te ofrecés a ayudar, que se supone que hacés?

Porque cuando vos precisás ayuda y la pedís a quién se ofreció para ayudar, qué se supone que pase?

Pues nada, básicamente, el que se ofrece para ayudar, no ayuda en lo que le pedís, el que tiene que hacer cosas básicas que son su responsabilidad tampoco las hace, el que tiene que hacer algo que te involucra a vos directamente, se toma el tiempo del mundo, como si vos pudieras poner la pausa para esperar a que todo se resuelva...

Y así, básicamente, cada uno hace lo que se le canta y vos, osea yo, aguanto, espero que pase, respiro hondo...

Hasta que llega un día, en el que te olvidás de la educación, te olvidás de las oportunidades, te olvidás de que no te gusta levantar el tono, te olvidás de que estás tratando de aprender a fluir con la vida, te olvidás de pensar si el otro puede, quiere, te olvidás de que explotar no va a solucionar nada, y PUM!!! explotás!!!

Sacás todo para afuera, decís, mostrás, llorás, gesticulás, sos vos!!! Sos la versión más auténtica de vos, la que no tiene filtros, la que no pone en la balanza si esto será o no conveniente, la que necesita expresarse a gritos, porque no aguanta más seguir aguantando.

Eso sí, sabés que hay un límite que no se cruza. Porque por más explosión que haya, hay cosas que no deben ser dichas, porque después no hay vuelta atrás. No te exponés, te cuidás.

Tal vez explotar no solucione las cosas, pero una buena sacudida, acomoda los zapallos en el carro, los de tu carro y los de los carros ajenos, esos de los cuales no tenés por qué hacerte responsable vos.

Explotar te llena de sentimientos y te vacía de bronca, de angustia...

Explotar te deshidrata, porque llorás de tristeza, de impotencia, de calentura...

Explotar, no está dentro de mis actividades favoritas, pero la pucha que alivia para seguir andando!!!


Explotar: tómese con moderación. Controle usted mismo, cual es su dosificación adecuada. Puede volverse adictivo, en ese caso abandonar la toma, hasta consultar con un profesional idóneo, ya que en caso contrario puede ser perjudicial para su salud y la de quienes lo rodean.