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viernes, 7 de noviembre de 2014

RMN - Concierto íntimo

Una de las cosas que vengo aprendiendo desde hace tiempo es a tener control, pero no el mismo tipo de control que tenía antes, ese que hacía que supiera donde estaba todo y todos en cada momento, o lo que había que hacer ahora, más tarde, mañana y la semana que viene, esos controles remotos los tiré al río hace rato, sino a controlarme en las diferentes situaciones que se me presentan.

Ayer volví a vivir una experiencia, de las que a mi entender (por lo que llevo vivido) debe necesitar más autocontrol: entrar a un resonador magnético.

La primera vez que visité uno, allá hace como un año y pico atrás, jamás me lo había imaginado como una posibilidad que podía llegar a vivir YO, no era más que una foto en una revista o un par de segundos en algún documental que había visto, y sin embargo, un día de golpe me dijeron que debía enfrentarme a uno.

Recuerdo ese día como si fuera hoy, mi primera impresión fue que me metían en un "tubular", una sensación espantosa, encima no había plan B, no se podía elegir otra opción, y entrar totalmente anestesiado tampoco era una chance. Algunas personas (obviamente con las mejores intenciones) además, habían reforzado mi idea de que era un lugar horroroso, que te sentías totalmente asfixiado, etc., etc., así y todo no quedaba otra: lo encaré. No fue TAN ESPANTOSO. Se soportó.

Cada visita al aparato, genera dos millones de emociones, que por supuesto no comienzan el día del estudio sino mucho antes, y no terminan hasta que el médico te traduce lo que dice el informe y te indica como vamos a seguir, aunque por supuesto vos el informe lo lees apenas llega a tus manos aunque sea para entender algo y deseando que las palabras nefastas no se hayan dado cita en aquella hojita. Los nervios de saber si todo sigue bien como la última vez que nos encontramos, las ganas de preguntar si ven algo "distinto" y la certeza de saber, que el camino no es por ahí. Hay que aprender a manejar la ansiedad y tratar de sentirse lo más seguro y positivo posible.

Ayer, creo que fue mi quinta visitar al resonador. Mi autocontrol mejoró, al punto de que una vez que estaba totalmente sujetada, como lo necesita el estudio, con los oídos cubiertos por unos protectores grandotes y entré en el aparato, cerré los ojos y aquel concierto de ruidos comenzó.

En vez de pensar cuánto tiempo faltaría para salir de allí, cambié la estrategia: respiré tranquila, me transporté, me imaginé que estaba en un concierto de esos que son super íntimos, en los que incluso muchas veces te dan unos auriculares para usar durante el mismo y el sonido viene por allí, en general creo que son de percusión, si no me equivoco Nico Arnicho hizo alguno el año pasado, y soñé, y volé, y mantuve mi autocontrol, esta vez mejor que nunca.

Antes que lo piensen, no había "fumado" nada antes de entrar, jeje, y les cuento esto, porque ojalá que no, pero si algún día tienen que encontrarse con una cosa de este tipo, tal vez se acuerden de mí y de que todo depende de la actitud con la que lo enfrentemos.

Anoche con sonidos bastante particulares, tuve un Concierto Intimo en RNM, y en algún momento hasta me encontré sonriendo por las mil y una maneras que encuentro para hacer que las cosas sean más llevaderas.

Ahora, toca esperar, la suerte ya está echada, y los deberes vienen siendo hechos.

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