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lunes, 1 de diciembre de 2014

Gente Tóxica

Hace unos días me decepcioné, una vez más...
Tal vez lo más doloroso, es sentirme decepcionada de mí misma, más que sentirme decepcionada por otro, por no poder darme cuenta más a tiempo de determinadas cosas, pero también he aprendido que darme latigazos no sirve de nada, es mejor analizar la situación para tratar de que no vuelva a suceder.

Dicen por ahí, que las decepciones, son causadas porque ponemos demasiadas expectativas en la gente, y luego, cuando estas expectativas no se cumplen, viene la decepción.
Dicen también, que a cada decepción le llega su olvido...

Como trato de ver en qué me equivoqué, cual fue mi error cuando sucede algo de este tipo, he decidido, poner en palabras lo que vengo masticando hace unos días, como siempre, para decírmelo primero a mi misma antes que decírselo a ustedes, porque poner en palabras no solo es una manera de exteriorizar, sino que además es una forma de dejar más ordenados y tener más claro los pensamientos.

Así es que llegué a la conclusión de que algunas veces, cuando uno está viviendo una situación de necesidad, es cuando uno se convierte en una especie de imán para gente tóxica, que a primera vista parece ser una panacea, pero al avanzar la historia termina siendo todo lo contrario.

Así es que estuve observando, algunos tipos de relaciones, y veo con dolor y pesar, que muchas veces cuando uno está enfermo, cuando uno está en una situación de soledad, cuando uno tiene necesidad de cariño, se le acercan persona o se aferra a personas, que como todos, tienen sus ángeles y demonios, solo que no logramos ver los demonios sino que solo vemos los ángeles y encima con una dimensión totalmente distinta a la que realmente tienen.

Así es que, a medida que el tiempo comienza a transcurrir, y uno comienza a estar emocionalmente un poco más sano, más fuerte, empieza a entrever esos demonios, que están ahí agazapados, teniendo cuidado de no mostrarse para no quedar en evidencia, pero que se traslucen por más esfuerzo que hagan por no aparecer.

Así es que, dependiendo de la fortaleza de cada uno, vamos a ser capaces no solo de reconocer a esta gente tóxica, sino además, de desprendernos de ella. No todos tenemos la fortaleza para hacerlo, y hacerlo seguramente implique un grado de dolor que tenemos que estar dispuestos a pasar, ya que el poder ver que hemos vuelto a equivocarnos al confiar en la persona equivocada es un nuevo fracaso, más aún si esa persona es nuestra pareja, como sucede en algunos casos, y se construyó una vida idealizando algo que no era tal...

Como todo en la vida, nos va a enseñar, y si somos lo suficientemente autoanalíticos, también vamos a poder revisar cual fue nuestro error y que es lo que tenemos que corregir para la próxima. A veces estar solos, o sentirnos enfermos, etc. nos deja en una situación de mayor vulnerabilidad, y abrimos demasiado las compuertas de nuestras vidas, y permitimos que entre a nuestra vida gente sin ningún tipo de examen previo...

De todas formas, y lo que quiero dejar más claro, es que SIEMPRE, SIEMPRE, podemos alejarnos de ese tipo de personas, que van a encargarse de hacernos sentir que "la culpa" es nuestra, somos nosotros los que no entendimos y los que no entendemos, que nos van a hacer sentir como que estamos "locos" porque nunca dijimos esto o aquello, que no van a respetar nuestros deseos ni nuestras opiniones, y que, hasta muchas veces van a lograr parte de su cometido haciéndonos dudar.

Pues no, no hay que dudar. Hay que agarrar al toro por las astas, hay que ponerle fin a esos vínculos corrosivos y destructivos. La gente tóxica puede ser una pareja, un hermano, un amigo, un jefe, un vecino, etc.  El que te quiere, te hace bien. El que te quiere te respeta. El que te quiere no te lastima, ni te culpa. El que te quiere te cuida.

Alejémonos del drama sin motivo, alejémonos de la gente que nos hace mal.

La vida es una sola, y merecemos rodearnos de las cosas, personas y situaciones que nos hacen mejores personas y nos potencian a disfrutar más de la vida.

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