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lunes, 4 de mayo de 2015

Sobre creer...

Alguien me dijo hoy, dale escribí algo, tenés que escribir, está bueno.

Me gusta escribir, me libera, me sirve de terapia, me hace bien. Pero, de que escribir? No sé si quiero escribir sobre más de lo mismo, no quiero escribir sobre cosas que no quiero decir en este momento, ni escribir algo que no tenga contenido, que no me aporte, que no me quite algún kilito o por lo menos gramitos de encima.

Pero como quien busca encuentra, creo que encontré sobre que escribir.

Quiero escribir sobre creer.

Muchos somos los que creemos, y muchos también los que no creen; y tal vez es en estos últimos en quienes quiero hacer incapié.

Podés no creer en Dios, en las religiones como instituciones, en las iglesias, en los Santos, en los Pae, etc., etc., pero seguro, si te fijás bien, aunque tal vez allá lejos, bien en el fondo, seguro crees en algo.

Tal vez crees en vos mismo, que creo yo es la más importante de todas las creencias, porque si uno no se tiene Fe, quién va a tener Fe en uno?

Seguramente, muchas de esas personas que dicen no creer en nada, creen en sí mismos, y ese es un motor que hace que día a día, se levanten y la sigan luchando, aún en las peores circunstancias. Qué bueno sería, que fueran capaces de verlo! Que tuvieran claro y valoraran lo que es creer en uno mismo, y cuan lejos nos puede llevar!

Pero yo no soy de esos que no creen en nada.

Yo creo, y creo en mucho.

Creo en un Dios, que no es el que vemos en los cuadritos que cuelgan de paredes de las Iglesias, que no sé si es omnipotente, ni omnipresente, es más estaría tal vez, tentada a decir que no es ninguna de las dos cosas, porque si lo fuera, muchas cosas de las que pasan, supongo que no pasarían.

Creo en algo o alguien que no me suelta la mano, que me da tranquilidad, aún en los peores momentos.

Creo tal vez en un cúmulo muy grande de energía, o tal vez en algo que esté más a mi nivel y no sea tan grandioso, pero que me muestra día a día, que acá también hay milagros, que pasan cosas buenas totalmente inesperadas, que en lugares donde prácticamente ya no hay esperanza, de golpe la llama se enciende con toda la fuerza.

Creo en algo que tal vez incide en que sucedan cosas que parece que son "casualidades", cuando en realidad son "causalidades", que me muestra señales todo el tiempo, que me hace ver que está conmigo y que yo estoy con él.

Creo en Dios como parte del todo, así como yo soy parte del todo.

Creo en algo que trasciende y que día a día me muestra que de una forma u otra todos terminamos trascendiendo.

Creo en una fuente de energía, que va más allá del espacio y el tiempo tal como nosotros lo entendemos.

Creo en un Dios, que hizo que tenga este espíritu, que se cuestiona, que piensa, que ve, que analiza, que se emociona, que se enoja, que se entristece, que valora, que aprecia, que agradece, y sobre todo, que sigue creyendo.

Creo en las maravillas que veo, en la naturaleza, en los ciclos, en la tierra, en el aire, en el cielo, en el agua que es fuente de vida; pero también creo que en lo que no veo, pero siento.

Creo en la inocencia y en la buena voluntad.

Creo en la actitud, como una de las mayores fuentes de energía de este Universo.

Creo en que cuando muchas personas se juntan con un objetivo común, que les sale desde el corazón y se disponen a trabajar juntas para lograr algo, las montañas más inamovibles, pueden ser movidas.

Creo en algo que me enseñó y me alienta a creer en mí, porque todo es posible, porque nada es determinante, y porque el único sueño incapaz de concretarse, es el que no se sueña.

Yo creo en tantas cosas.

Yo sigo creyendo.

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