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lunes, 9 de septiembre de 2013
La voluntad
Cada uno de nosotros, conoce los defectos y las virtudes que tiene.
En general, de los defectos reconocemos esos que son grosos, que no se pueden dejar de ver y de las virtudes son pocas las veces que nos enorgullecemos, porque en general pensamos que puede sonar un poco mal decir yo esto lo hago bien o yo tengo tal o cual virtud.
Hoy voy a escribir sobre una virtud que creo es la más importante que tengo: La voluntad.
Es la voluntad, la que me ha permitido salir a flote en momentos tan diversos de mi vida: después de un desengaño amoroso con el corazón partido al medio, empezar de menos de cero después de una situación económica peor que pésima, volver a construir una casa y una familia con hijas muy pequeñitas y sacarla adelante, y ahora está permitiéndome salir a flote a pesar de un diagnóstico médico que no ha sido de los mejores que escuché en mi vida.
Como quien no quiere la cosa (dicho medio de viejos si los hay), ya van casi tres meses de quimioterapia y un mes y medio de radio, y mi cuerpo, a pesar de que mi actitud en general es positiva, a pesar de que me cuido todo lo que puedo, está sintiendo los latigazos de ambos tratamientos: me siento muy cansada.
Estoy durmiendo muchísimo más que de costumbre, mi cuerpo necesita descansar, anda más lento, me doy cuenta en cualquier actividad cotidiana que realizo, me canso más, pero no me doy por vencida.
Ahí es cuando vuelvo a tomar conciencia de que "mi voluntad" no me abandona ni a sol ni a sombra, que más allá del cansancio, siempre hay una vocecita interior que me dice: dale Vivi, levantate, el día está divino, no da para quedarse en la cama!!! o, no tenés ganas de comer esto, bueno probá con aquello, tenés que alimentarte porque el cuerpo necesita energías para seguir, y esa voz me termina convenciendo y ahí me pongo en pie de vuelta y le vuelvo a poner el pecho a las balas.
Creo que la voluntad es otro tipo de alimento para el cuerpo, pero tan necesario como los nutrientes físico/químicos, porque sin voluntad uno se entrega, se abandona, se deja llevar, y cuando la situación que nos envuelve no es la mejor eso puede ser peligroso.
Hoy no me sentía nada bien, el cansancio se estaba haciendo notar desde hace días, el calor que tanto amo ayudó para que mi presión se fuera más y más abajo, pero sin embargo apareció mi amiga inseparable: la voluntad. Y me susurró al oído que afuera había un día espléndido, veintipico de grados, los jardines llenos de flores, y me convenció de que salir de casa y tomar un poco de aire limpio me iba a hacer bien, solo tenía que lograr vencer esa barrera que me empujaba a quedarme todo el día tirada en la cama...
Y lo pensé, y supe que tenía razón, salí, caminé al sol, respiré, me sentí cansada si, pero también me sentí viva, tomé un helado, visité a mis padres, estuve entre las plantas, jugué con los perros. Volví a casa, caminando por ese cantero enorme que tiene Av Italia y que tantas veces he transitado para desahogarme y llenarme los pulmones de aire.
Volví a casa a poner las manos en la tierra, a sembrar nuevas plantitas y a disfrutar de un rico licuado al aire libre con mi hija.
Volví sintiéndome orgullosa de mi fuerza de voluntad ♥
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