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sábado, 3 de agosto de 2013

4 a.m.

No es la primera y no será la última vez que me despierto a las 4 a.m., pero esta vez fue distinta.

Desde que me internaron para hacerme estudios hasta hoy que ya se lo que tengo, me he desvelado algunas veces. Por suerte, o mejor dicho gracias a Dios, no siempre me he sentido igual al quedarme como el dos de oro mirando el techo en medio de la noche...

Gracias a Dios, hoy a pesar de no sentirme físicamente en el mejor de mis estados, tomé creo la mejor decisión que podemos tomar los seres humanos: aprovechar el tiempo, si, ese tiempo que se va y no vuelve (sin ánimo de querer ser fatalista), ese tiempo que una vez que perdimos y cuando parece quedar menos, queremos recuperar a toda costa.

A las 4 a.m., mientras muchos de ustedes dormían, soñaban cosas lindas, se daban vuelta y se tapaban hasta las orejas, yo terminaba de mirar una peli que me dejó pensando en tantas cosas: la vida del Padre Pío, al rato terminaba de leer un libro que había querido leer desde hace mucho tiempo pero como todo, llegó a mis manos cuando era el momento indicado.

Leer "Vivir con él" de Clarita Berenbau, fue como un bálsamo para mi alma.  Yo leía, pero no era mi voz la que escuchaba resonar en mi cabeza, sino la de Clara, la de esa chica que no conocí personalmente, pero que sin embargo, tantas veces me atrapó cuando me detenía a escucharla dando testimonio de su enfermedad, de como la había encarado, de como aprendía a vivir con ella.

Mientras leía, las lágrimas me rodaban por las mejillas, leía con los ojitos vidriosos, el pecho muchas veces se me cerraba, y claro, como no? Como no pensar en esa chica llena de vida, joven, mamá como yo, que agarró al toro por las guampas y le hizo frente con su mejor sonrisa, como no pensar en la muerte, si a ella (como a tantas otras) y muy a pesar de su lucha y de todas sus virtudes, se la llevó?  Pero casi al instante pienso también, en que todos nos vamos a ir más tarde o más temprano, no es eso lo que importa, sino lo que tenemos para hacer mientras estamos aca, y lo que podemos seguir haciendo (como en el caso de Clara) aún después de habernos ido físicamente.

Ella hoy fue cobijo para mi, ella hoy me entendió, ella hoy me contó cosas por las que pasé y por las que estoy pasando, ella hoy estando sin estar fue mi consejera y mi confidente, ella hoy hizo que pudiera llorar y limpiar mi espíritu de miedos y angustias, ella hoy fue la que me empujó a levantarme a ver el amanecer con una sonrisa y a agradecer una vez más estar viva y luchando..

Yo empecé a escuchar a Clara cuando para mi la enfermedad aún era cosa de otros, aunque era consciente de que me podía tocar como a cualquiera, de la misma forma que me uní a Livestrong, pensando en que lo que leía tal vez me sirviera para acompañar a alguna de mis amigas que tenían la enfermedad en ese momento, hoy lo leo para mí.

Son las vueltas de la vida supongo, las que hacen que cosas que en su momento parecen sueltas, luego se unan con un hilo conductor y todo tenga sentido.


Viví!




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