Ayer me junté con amigas a tomar el te y celebrar la vida, pisé por primera vez en casi tres meses un shopping.
Tan pronto como me enfermé, una de las cosas que me recomendaron los médicos, fue no asistir a lugares donde hubiera mucha gente, porque mis defensas iban a caer y era mucho más alta la probabilidad de agarrarme cualquier otra peste que anduviera en la vuelta.
Digamos que hice caso al pie de la letra, nunca me llamó la atención el shopping ni los lugares demasiado concurridos, y además estoy siguiendo todas las recomendaciones que los médicos me dan, pero ya estaba extrañando salir un poco y tomar algo de aire, cambiar de paisaje, de sonidos, de gente, así que dejando a un lado esos miedos que tenía al principio de poder enfermarme, empecé a alborotar el avispero y salió reunión de amigas.
Contarles que fue la mejor decisión que pude tomar, porque para estar sano físicamente está clarísimo que uno tiene que cuidar la cabecita y el alma. Ni bien llegamos al punto de encuentro, fue como siempre: sacar la pausa esa que parece que queda puesta luego de cada reunión, poner el play y seguir automáticamente como si hubiésemos dejado de vernos ayer!
Halagarnos, contarnos cosas, preguntarnos como está esto y aquello, que las horas nunca alcancen para contarnos tanto que hay para contar, tratar de hablar de a una sin "pisar" lo que dicen las otras, escuchar historias viejas pero que son "nuevas" porque tal vez es la primera vez que nos animamos a contarlas, reconfirmar una vez más que como los tres mosqueteros, somos todas para una y una para todas.
Saber que hemos pasado momentos lindos, divertidos, de fiesta, de distancia, de silencios, de no saber que hacer o cual es la mejor manera de ayudar, pero saber también que siempre estamos ahí, que hace falta solamente que una tenga un motivo para festejar o que una esté necesitando ayuda, para que ese lazo que nos une hace tantos años vuelva a surgir y a ponerse en marcha para lograr lo que sea, como por arte de magia.
Decirles que ayer volví a mi casa, además de con una de ellas para seguir lo que no nos dio el tiempo mientras tomábamos el te, con el alma y el corazón contentos, de saber que siguen estando allí, que cuento con ustedes siempre, que siguen respetando mis tiempos, así como los momentos en que necesito estar sola y los otros en los que necesito llenarme de compañía y que a pesar de lo diferentes que somos, todas celebramos la vida y la agradecemos.
Ayer volví a mi casa convencida de que ir al shopping a tomar el té, fue un granito más que se sumó a este médano de mi curación.
Las quiero ♥
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